Pasada la euforia de la emocionante coronación de "Las Leonas" en el Mundial de Hóckey de Rosario 2010, llega el momento de la retrospectiva. Empiezan a surcar la memoria de cada uno los recuerdos que pasan como fotos (dicen que la vida de uno pasa frente a los ojos antes de morirse, yo creo que no es necesario esperar tanto) remitiéndonos a sensaciones, alegrías o tristezas. Casi todas alegrías. Y también nacen las inevitables preguntas y comparaciones. Está claro que esta década fue la más gloriosa en la historia del hóckey sobre césped argentino, pero ¿En qué escalafón del deporte nacional se la puede ubicar?
Al pensar en los momentos más destacados de la historia del deporte argentino, una serie de denominadores comunes aparecen fácilmente: Menotti y Bilardo a cargo de las selecciones de fútbol campeonas en Argentina ´78 y México ´86 respectivamente; la generación dorada de esta última década del básquet; los 5 campeonatos de Juan Manuel Fangio en la Fórmula 1; las múltiples defensas del título mundial de boxeo por parte de Carlos Monzón y Rafael Narváez; la generación del ´80 en el vóley con Hugo Conte a la cabeza; los triunfos de Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini en el Circuito Mundial de Tenis; la medalla de bronce obtenida por Los Pumas en Francia 2007; etc...No obstante, lo hecho por "Las Leonas" supera desde todo punto de vista a las hazañas anteriormente nombradas. Suena exagerado, probablemente porque no estamos acostumbrados a comparar las alegrías deportivas que pueden darnos las mujeres con las que pueden darnos los hombres (Sabatini es una excepción, que tampoco tiene la difusión que merece), pero los resultados hablan por sí solos.
Monzón, Narvaez, Sabatini, Vilas y Fangio quedan descartados de movida por haber tenido logros individuales, ciertamente menos gloriosos y representativos para un país que ver ganador a un grupo grande de personas trabajando en equipo. Al repasar a los competidores restantes, la verdad está a la luz: con la Selección Argentina, Menotti consiguió sólo un mundial, y en el siguiente quedó rápidamente eliminado a pesar de tener un equipo de estrellas; Bilardo, o en realidad Maradona, logró un poco más, ya que se colgó también una medalla de plata en Alemania ´90; Conte, Kántor y compañía consiguieron medallas de bronce en Seúl ´88 (JJ.OO.) y Argentina ´82 (Mundial); el proceso que más se parece al de "Las Leonas" es el de la generación dorada de básquetbol que ganó medalla de oro en Atenas 2004 y bronce en Beijing 2008, además del segundo puesto en Indianápolis 2002; cerrando la lista aparecen Los Pumas, que si bien emocionaron al país por su garra y esfuerzo, por el momento sólo consiguieron el tercer puesto en Francia 2007. Todos se quedan chicos al lado de lo conseguido por el hóckey femenino: primeros puestos en mundiales de Perth 2002 y Rosario 2010, con bronce en España 2006, sumado a la medalla de plata en los JJ.OO. Sydney 2000, bronces en Atenas 2004 y Beijing 2008. Además, en estos 10 años se quedaron con 4 de los 10 Champions Trophy disputados (los últimos 3 seguidos). Lo dicho, cualquier comparación resultadista es inútil. Sin embargo la superioridad del Seleccionado Argentino de Hóckey femenino se expresa en muchas otras facetas. En un país en donde manda el apuro y el nerviosismo, ellas consiguieron un estado de calma y regularidad que les permitió privilegiar los proyectos a largo plazo sin desesperarse por ningún mal resultado. Mientras en cualquier otro deporte todos los cambios deben ser abruptos y revolucionarios, en "Las Leonas" hubo 3 técnicos consecutivos (Sergio Vigil, Gabriel Minadeo y Carlos Retegui) que no sólo mantuvieron la línea triunfadora sino que consiguieron perpetuar los valores y el sentimiento de llevar la camiseta argentina, la cultura del trabajo y el esfuerzo y la confianza en el recambio y en darle posibilidades a nuevas jugadoras. Lejos estamos de aquel primer equipo que fue denominado como "Las Leonas" en Sydney 2000, liderado por Vanina Oneto, Karina Masotta, Cecilia Rognoni, Magdalena Aicega, Mercedes Margalot o Mariela Antoniska. Apenas sobrevive Luciana Aymar de ese plantel. Ya pasaron figuras del calibre de Jorgelina Rimoldi, Paola Vukojicic, María Paz Ferrari, María de la Paz Hernández, Ayelén Stepnik, Mariana González Oliva o Natalí Doreski. Todas ellas fueron jóvenes incipientes teniendo que llenar los zapatos de grandes referentes, y todas ellas fueron grandes referentes que tuvieron que irse y dejar un aparente vacío que fue llenado por más nuevas jugadoras. Hoy las que se van son Alejandra Gulla, Mariné Russo, Claudia Burkart, Romina Vatteone y Mariana Rossi. Seguramente seguirán su camino en breve Luciana Aymar y Soledad García. Pero hoy también están las que llegan. Desde el extremo de Daniela Sruoga, Delfina Merino y Mariela Scarone, que debutaron en este mundial, hasta las leoncitas que ya vienen mostrando sus garras como Carla Rebecchi, Giselle Kañevsky, Rosario Lucchetti o Belén Succi. El futuro está asegurado, así como lo estuvo cada vez que una ídola debía decir adiós, y esto distingue al hóckey femenino nacional. Mientras tanto, el básquet sufre cada vez que un NBA le dice no a una competencia (Jasen no pudo llenar el hueco de Nocioni, el tiro exterior de Wolkowisky se sigue extrañando y aún no se encontró reemplazo para Pepe Sánchez), y por eso su nivel disminuye en cada campeonato, y por eso hoy el ocaso de la generación dorada trae un futuro más que incierto. De más está decir que ningún resultado positivo en el fútbol pudo sostenerse a lo largo de una década, salvo, tal vez, los sucesivos triunfos en mundiales juveniles. "Las Leonas" son incomparables.
También es recurrente la comparación de Luciana Aymar con Messi. Sin sentido. Ella misma lo dijo: "A él le tendría que dar orgullo que lo comparen conmigo". Toda la razón. Con Maradona sería un poco más justo pero, a pesar de ser el indiscutido ídolo popular, adentro de la cancha Diego también pierde. Su irregularidad y sus malas decisiones hicieron que sólo estuviera pleno para una competición importante de la Selección Argentina (México ´86). Su tiempo en el trono de mejor jugador del mundo fue mucho menos extenso que el de Lucha, que hace 8 años que es indiscutida. No sólo esto. Para la crítica general en el mundo Maradona no es necesariamente el mejor jugador de la historia del fútbol. La mayoría pone a Pelé arriba, y alguno que otro también se anima a postular a Beckenbauer. Inclusive los más añejos del país dicen que el "Charro" Moreno o Alfredo Distéfano fueron tan buenos como "El 10". En el caso de Aymar no hay discusión: fue elegida 6 veces mejor jugadora del mundo, y es oficialmente considerada la mejor de la historia internacional, además de ser clave y determinante en cada uno de los partidos que jugó con "Las Leonas". Y, como frutilla del postre, su gol de dribbling durante 50 metros fue mejor que el de Maradona contra Inglaterra, ya que en el hóckey es mucho más difícil ver un desequilibrio individual de ese estilo.
Lamento decepcionar a los que esperaban una nota llena de emotividad y lágrimas, pero no quise caer en el simplismo de todos los medios de comunicación. Creo que es pertinente realzar aún más el nombre de "Las Leonas", que aún reciben menos de lo que merecen. Esta es mi manera de reverenciar al proceso deportivo más importante en la historia del país, al que todavía le quedan muchos logros por delante para engrosar la lista.
Darío Kullock
martes, 21 de septiembre de 2010
domingo, 19 de septiembre de 2010
“Si creímos que estábamos a primer nivel mundial, nos equivocamos”
Waldo Kántor desdramatizó las catorce derrotas del seleccionado argentino de vóley en la World League, recordando que todavía no se llegó a la elite internacional.
Ex armador de la selección argentina y actual técnico de Buenos Aires Unidos, un nuevo club de Mar del Plata, Waldo Kántor es una de las voces más calificadas para hablar de la labor del equipo nacional dirigido por Javier Weber, justamente su predecesor en el puesto de levantador de la albi-celeste.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Las estrellas caen, lentamente…
Las ausencias de jugadores de la mejor liga de básquet para el mundial de Turquía generaron polémica, pero nadie hizo el pertinente análisis crítico y profundo de un formato que lo último que tiene en cuenta es al propio deporte.
La noticia de la deserción de Andrés Nocioni golpeó duro al plantel argentino, no sólo por la ausencia en si, sino también por la cercanía con el comienzo del torneo y por el modo en que fue manejada la situación. Pero ese es sólo el pico de un iceberg contra el que el básquet FIBA choca permanentemente. Ese iceberg se llama NBA y empezó a derretirse sin darse cuenta.
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