Tema frágil, si los hay. Sin dudas muy difícil es opinar sobre esto, en especial cuando se tiene una opinión diferente a la popular, a la "políticamente correcta".
Pero vamos por partes, esta es la noticia:
El pueblo de General Villegas, cabecera del partido homónimo, en el linde noroeste de la provincia de Buenos Aires, se vio conmocionado hace unos pocos días por la publicación de un video casero que mostraba a una niña de 14 años practicándole sexo oral a dos hombres, mientras un tercero la filmaba. Los hombres tenían 25, 26 y 28 años. Dicho video pasó de celular en celular con la misma velocidad con la que Messi pasa defensores españoles (no bolivianos), y los padres al enterarse del asunto realizaron la correspondiente denuncia. Es la opinión popular, y respaldada por la ley, que estos tres hombres son culpables del delito de violación, abuso y corrupción de un menor, a pesar de que el acto haya sido consentido, por tratarse de una menor de edad y tres mayores. Sin embargo, en los días sucesivos un reducido grupo de vecinos del pueblo se juntó en las calles para manifestarse en favor de los acusados, arguyendo que el sexo no había sido forzado, y que esta chica ya había practicado actividades similares en varias oportunidades, por lo tanto sabía lo que hacía. La ley argentina establece que cualquier mayor de 18 años que tenga sexo con un menor de 18 años esta incurriendo en el delito de abuso deshonesto, apoyándose en teorías psicológicas que establecen terminantemente que una persona de menos de 18 años no ha alcanzado su madurez sexual, y por lo tanto no es capaz de elegir correctamente ni entender lo que está haciendo.
Esos son los hechos, hasta allí son indiscutibles. Acá es cuando aparece lo escabroso. Aclaro de antemano que no estoy en pleno conocimiento profundo de la situación ni sus integrantes, por lo tanto desde ya pido perdón y me retracto por cualquier error o malentendido que pueda manifestar en esta composición argumentativa.
La primera reacción de casi cualquier persona al escuchar una noticia de este tipo es repudiar a los acusados, sumarse firme y altruista al amplio grupo que los tildará de violadores, depravados y pervertidos, y pedir por una sentencia, solidarizándose con la chica, AKA "la pobre víctima". Por supuesto, aclaro que yo no adhiero a los manifestantes de General Villegas que descalifican a la chica por haber practicado este tipo de actividad en repetidas ocasiones, no creo que su pasado o sus elecciones sexuales tengan relación con este caso. Tampoco puedo defender de lleno a los acusados, ya que no los conozco, por lo tanto no puedo formar una opinión definida en el asunto de si son o no depravados y pervertidos. Si me parece que claramente no son violadores, en todo caso se pondrá en tela de juicio si son abusadores.
No quedan dudas de que la situación fue consentida, de la misma manera en que no quedan dudas de que la ley argentina es clara a este respecto: en este caso, la ley considera que los hombres abusaron de la chica, por ende les corresponde una sentencia, y no se puede discutir mucho más. Ahora, yo me propongo ir más allá de este caso en particular. Me tomo el sustentoso trabajo de analizar la ley que rige en nuestro territorio. Como fue dicho anteriormente, ésta ley se apoya en antiguas teorías psicológicas que convierten a cualquier menor de 18 años en un imposibilitado sexual, en alguien incapaz de decidir por si mismo, y de tener comprensión de sus actos, sólo porque aún no ha alcanzado lo que es aparentemente una barrera impuesta por la naturaleza que separa claramente y sin admisión de excepciones a un ser humano de su madurez y su inmadurez. ¿Es esto realmente así? En algunos casos, tal vez lo sea. Pero también es probable que haya personas de más de 18 que no hayan alcanzado su madurez sexual. ¿Es la naturaleza tan definitiva como para marcar una diferencia inexpugnable en cuestión de segundos, lo que tarda una persona de 17 años en cumplir 18? De la misma manera es posible que alguna persona haya alcanzado su madurez sexual antes de los 18. Tal vez a los 17, tal vez a los 16, tal vez a los 14, ¿Cómo puede alguien saber esto de antemano?. En mi opinión, el tema merece, por lo menos, un análisis exhaustivo de las partes en cada caso particular, para determinar si alcanzaron o no su madurez sexual, tengan la edad que tengan, antes de crucificar con los ojos cerrados al mayor de 18 que tiene relaciones sexuales con un menor de 18. En adición, sería hipócrita no reconocer que los tiempos cambian. La sociedad avanza, se desarrolla. Para bien o para mal, la civilización sigue yendo hacia adelante en un camino que, hoy por hoy, define que el despertar sexual de la gran mayoría de las personas es mucho antes que el que era en el momento de la historia en que estas leyes fueron dictadas apoyándose en los principios psicológicos ya expuestos, y así mismo anticuados. La mayor parte de las personas tiene relaciones sexuales por primera vez antes de los 18 años, es un hecho irrefutable. Esto se ha convertido indudablemente en una costumbre, y como cualquier conocedor sabrá,
la costumbre es fuente de ley.
Yo, por ejemplo, tuve una novia que cumplió 18 años 24 días antes que yo. Sin dar detalles, durante esos 24 días en que ella fue mayor de edad y yo menor, la cuestión de dejar de tener relaciones sexuales por que era un delito y éticamente incorrecto ni siquiera fue una pregunta. Por supuesto que yo, como hubiera hecho cualquier persona en mi lugar, no le presté atención. Me dirán sarcásticamente que no es lo mismo una diferencia de 24 días que una de 15 años. Parece fácil confirmarlo a priori, pero yo me pregunto ¿A dónde está la diferencia? ¿A dónde está esa línea tan fina pero tan nítida que puede separar a una persona común y corriente de tener relaciones sexuales consentidas y placenteras a ser un/a violador/a depravado/a, pervertido/a y fuertemente reprobado por toda la sociedad?
Según esta ley, yo fui víctima de un abuso y corrupción sexual, así como también fui, en alguna ocasión, culpable. Por ende debería marchar a la cárcel, acompañado de casi todos mis conocidos, amigos, familiares, que no sólo están en la misma situación delictiva, sino que sufren vidas traumadas y arruinadas por haber tenido relaciones sexuales antes de lo que el manual de la naturaleza indica.
Los más románticos dicen que para el amor no hay edad...¿Por qué para el sexo sí? En este caso ya no me pregunto si no que propongo, anticipándome a los comentarios negativos que va a tener esta nota (si es que siquiera tiene alguno), como dijo alguna vez el Jesucristo bíblico: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".
Pido perdón a cualquier lector que haya podido verse herido en su sensibilidad por la humilde opinión expresada en esta nota.
Darío Kullock